La madera que se vende en los almacenes, al menos en mi zona, procede de otros países. Los robles de Francia, las coníferas de países del Este de Europa, y también están de moda las maderas tropicales que proceden de África. Hace poco llevé a la serrería los troncos de un fresno de nuestra propiedad que me pareció demasiado hermoso para convertirlo en leña para el fuego. Además, me arriesgué a llevar un tronco de cerezo con deformaciones y agujeros pensando que podían salir tablones de formas curiosas.
Las hayas de nuestra zona ya no tienen la demanda de hace unas décadas para uso de material, y entre los troncos que se reparten para leña de hogar suelen llegar algunos de buen porte. Quizá me decida a llevar alguno a la serrería en vez de convertirlo en leña…
Aquí las imágenes del trabajo que hice para poder disponer de materia prima autóctona.